El Centro de Investigación Genética y Genómica (CIGG) de la Universidad UTE realizó una importante investigación enfocada en los mecanismos moleculares de dos medicamentos, la semaglutida y la liraglutida, que fueron inicialmente diseñados para tratar la diabetes mellitus tipo 2, pero que ofrecen una opción terapéutica para la obesidad. Sin embargo, en los últimos meses se ha difundido en las redes sociales información sobre el uso de estos fármacos para adelgazar.

El estudio, liderado por la directora del CIGG, Ana Karina Zambrano, se inició en 2023 y fue publicado el 28 de abril de 2024.

Viviana Ruiz, docente investigadora del CIGG, indicó que la investigación fue una recopilación exhaustiva de estudios previos sobre estos medicamentos agonistas del receptor GLP-1. Explicó que ambos han mostrado resultados prometedores en la reducción de peso en personas con obesidad. En ensayos clínicos, la semaglutida ha demostrado una pérdida de peso del 10-15% en 68 semanas, con una dosis administrada semanalmente, mientras que la liraglutida ha mostrado una reducción del 6% en el mismo periodo, pero con una dosis diaria.

Ruiz destacó que si bien estos medicamentos han sido promocionados recientemente como soluciones para adelgazar, es fundamental que su uso se limite a pacientes con obesidad bajo prescripción médica, ya que no están destinados a personas que simplemente buscan perder peso.

La Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) advirtió que “no está aprobado y no debe usarse para la pérdida de peso estética, es decir, por personas sin obesidad o personas con sobrepeso que no tengan problemas de salud relacionados (diabetes, presión arterial alta, niveles anormales de grasa en sangre o apnea obstructiva del sueño)”.

Ruiz enumeró los efectos adversos de estos fármacos, como problemas gastrointestinales (vómito y diarrea), riesgo de pancreatitis y de cáncer de tiroides, del cual existen ensayos preclínicos en animales. También mencionó la posibilidad de que algunos pacientes sean más susceptibles a desarrollar depresión o experimentar tasas más altas de suicidio (todavía se estudia).

Por otro lado, la investigación del CIGG subraya que los fármacos tienen beneficios significativos, como la reducción del apetito, la mejora del control glucémico y la disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares, siempre y cuando su administración sea controlada y acompañada de un seguimiento médico estricto. Además, la eficacia de estos fármacos puede verse potenciada cuando se combinan con una dieta saludable y ejercicio físico.

El equipo de investigación incluyó a destacados expertos como Rafael Tamayo, Patricia Guevara, Santiago Cadena, Elius Paz, Viviana Ruiz y Daniel Simancas. Según los investigadores, la obesidad es un problema de salud pública global, y es crucial que se continúen explorando opciones terapéuticas que puedan abordar esta condición de manera segura y efectiva.

Para más información, pueden ingresar al siguiente link donde encontrarán la investigación íntegra:

Dirección de Comunicación, Relaciones Públicas y Protocolo

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