EL TEATRO LLEGÓ A LA UTE, DOS OBRAS PARA DESEMPOLVAR LA MEMORIA
- 13 Oct | 23
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Bien abrigados por si hacía frío. Con sus prendas gruesas, el público se iba acomodando en las sillas metálicas dispuestas en el coliseo UTE, este jueves, 12 de octubre de 2023.
En ese lugar, ubicado en la Matriz de nuestra casa de estudios, se escenificaron dos obras de teatro y danza a cargo del grupo Teatro Ensayo: ‘Recital de Allende’ y ‘Las cruces sobre el agua’
A las 18:15, las luces del recinto se apagaron y en la lona negra del centro del escenario se proyectó la vida y obra de la agrupación que actuaría en breves minutos.
Primer acto
Entre imágenes de antaño se dijo, por ejemplo, que este emblemático colectivo lleva casi 60 años de trabajo ininterrumpido; bajo la dirección de Antonio Ordoñez, tiene más de 100 obras: ‘Boletín y Elegía de las Mitas’, ‘Santa Juana de América’, ‘Huasipungo’, ‘Vida y Muerte Severina’, ‘Cuentos del Decameron’, ‘Réquiem por la lluvia’…
La agrupación nació por la iniciativa de Benjamín Carrión, quien para “refundar” el teatro ecuatoriano solicitó a la Unesco el aporte del experto director italiano Fabio Pachioni. Y desde aquel entonces, Teatro Ensayo explora un proceso de creación colectiva para escarbar la identidad ecuatoriana e invitar a la reflexión social y política.
Un homenaje a Allende
A través de la actuación teatral, vino la primera obra: ‘Recital de Allende’. Entonces se escucharon disparos, gritos, voces de tumultos y el bombardeo al Palacio de La Moneda (sede del presidente de Chile, en Santiago).
En un segundo acto se revivieron los últimos momentos de Salvador Allende, antes de su muerte del 11 de septiembre de 1973. La fecha es clave, pues allí se perpetró el golpe de Estado que dio por terminada la democracia en Chile durante 17 años.
Su discurso a través de Radio Magallanes terminaba así: “… ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Éstas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”.
También se escuchó un tema bandera de Víctor Jara, quien fuera asesinato por los militares que derrocaron al gobierno de Allende. Y algunas estrofas de ‘Te recuerdo Amanda’ se dejaron escuchar:
La calle mojada, corriendo a la fábrica, donde trabajaba Manuel, la sonrisa ancha, la lluvia en el pelo, no importaba nada, ibas a encontrarte con él. Con él, con él, con él, con él, con él…”
En medio de esa atmósfera de añoranza, se recordó a otro gran poeta de dimensión política, Pablo Neruda. Su muerte, ocurrida pocos días después del golpe de Estado de 1973, también se convirtió en un símbolo de compromiso y de ideales de libertad.
Tras 20 minutos, los actores cerraron la obra con un contundente y estremecedor: “Viva Chile, viva el pueblo, viva los trabajadores”.
Las cruces en la ría
Fue tiempo para valorar la segunda obra de la noche en el Coliseo UTE: ‘Las cruces sobre el agua’, inspirada en el libro de Joaquín Gallegos Lara, el cual recrea la masacre de obreros del 15 de noviembre de 1922, por el Ejército ecuatoriano en Guayaquil.
De inmediato, en el escenario se escuchó: “Vanos a la plaza San Francisco…”. La frase era del grupo de actores que se metió en la piel de manifestantes que se dirigían a ese lugar más antiguo y tradicional de Guayaquil.
Con la música de Gustav Mahler, Piotr Tchaikovsky, René Aubry y Wolfgang Amadeus Mozart, los obreros gritaban los nombres de las organizaciones aglutinadas: Asociación de Empleados Bananeros, Bomberos, Transporte y Servicio Urbano, Centro Feminista, Empleados del Comercio, Gasfiteros, Sociedad de Panaderos de Guayaquil…
Antes se pudo apreciar, gracias a la actuación de los artistas, el diario vivir de la clase obrera guayaquileña y cómo se congregó en las calles para exigir mejores salarios, derechos laborales y por la libertad de sus compañeros detenidos por las fuerzas policiales días previos.
“Hoy la chusma se levantó riendo y mañana, irá llorando”, dijo un hombre bien elegante, quien con su traje de etiqueta representó a los gamonales del relato, aquellos cacaoteros que controlaban la producción y exportación del grano. Ellos exigieron a los militares que administren el supuesto desmán de la “chusma”.
Se vinieron las intervenciones de los militares y el posterior ‘bautismo de sangre’ de la clase obrera ecuatoriana. Y, tras 40 minutos de teatro y danza de Teatro Ensayo, el pueblo echó las cruces a la ría.
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