Su próxima misión es viajar a la India y conocer los entresijos del diseño, la construcción y la operación de nanosatélites. Fausto Freire, director de Posgrados y docente de Mecatrónica de la UTE, dedica buena parte de sus investigaciones a este tipo de dispositivos de poco tamaño y bajo peso.

Tras la postulación al concurso de la Agencia India de Investigación Espacial, a escala mundial, consiguió entrar al grupo de los 30 becarios y estudiosos en comunicación espacial que se capacitarán a partir de octubre.

La noticia fue un espaldarazo para empezar a concretar otro de sus sueños; es decir, que en su querida UTE se instale un centro de desarrollo de construcción de nanosatélites. Eso va de la mano con su otra ilusión, apalancada con la maestría que actualmente cursa en España: abrir un departamento de investigación en tecnología cuántica.

Su vida siempre estuvo marcada por metas que, con trabajo y dedicación, las ha concretado. La primera fue cuando tenía 17 años: “me gradué en el colegio Rumiñahui, en Ambato, y deseaba continuar mis estudios fuera del país”. Pero, para 1986, su familia no tuvo manera de apoyarlo.

Siempre fue un joven diferente, “me sobraban los dedos de la mano derecha para contar las fiestas a las cuales asistí, el deporte sí tuvo todo mi interés. También el aprendizaje de Matemáticas y Física; me fascinaba leer temas sobre ciencia y tecnología en puestos de venta de revistas”, dice Freire.

Viajó a Quito para estudiar ingeniería en sistemas y mientras asistía a las clases del propedéutico en la Politécnica Nacional, cada 15 días, se daba la vuelta por el entonces IECE, un instituto que estaba a cargo de créditos y becas estudiantiles. Su objetivo era postular por una beca en el extranjero.

Y cierto día llegó la convocatoria de la antigua URSS y aplicó sin miramientos. Para ingeniería en sistemas se presentaron 3 000 jóvenes y solo fueron seleccionados dos: una joven de Esmeraldas y él superaron una prueba de más de cinco horas.

¿Suerte? No necesariamente, responde Freire. Él está convencido de que “la clave para concretar tus sueños es prepararse y estudiar mucho”. Con esa forma de ver la vida cumplió sus metas; la carrera duró cinco años y casi al final de los estudios se casó con una rusa y tuvo su única hija.

De vuelta en el país, se vinculó con la UTE y en el 2014, justo cuando cursaba su doctorado en Dinámica en Rusia, comenzó a madurar el proyecto de llevar dos nanosatélites a la órbita. Para el 2017, el UTE-UESOR fue lanzado al espacio desde el cosmódromo Baikonur (República de Kazajistán); y en el 2019, el Ecuador-UTE siguió el mismo camino desde el cosmódromo Vostochni (Rusia).

A partir de aquello, Freire fue conocido como el personaje que dirige el programa satelital de la UTE, y eso le llenó de profundo orgullo. Es que, además, la investigación con esos nanosatélites tuvo su aporte: identificó anomalías en el campo magnético entre Brasil y el Atlántico sur, y en la región de Kursk (Rusia).

Cuando recuerda que todos esos logros nacieron con sus sueños de chico, no deja de repetir que los anhelos son el motor para hacer camino al andar, pero hay que luchar por alcanzar esas metas. Allí está, dice Freire, la esencia de la vida.

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