La Secretaría General de Integridad Pública (SGIP) organizó el “Conversatorio de Socialización de la Política Nacional de Integridad Pública”, donde se contó con la participación de Mario Hidalgo, director del Laboratorio de Transparencia y Anticorrupción (LabTA) de la Universidad UTE, como uno de los principales ponentes.
El evento se llevó a cabo, el 24 de septiembre de 2024, en la Sala de Uso Múltiple de la Plataforma Gubernamental de Gestión Financiera.
Durante su intervención, Hidalgo abordó el tema ‘El rol de la academia en el fortalecimiento de la integridad’, alineado con las líneas estratégicas de la Política Nacional de Integridad Pública (PNIP). Este enfoque busca generar conciencia sobre las dimensiones de la corrupción, sus causas y consecuencias, destacando el papel de las universidades en la promoción de una cultura ética en el servicio público.
La PNIP, resultado de un proceso consultivo inclusivo, tiene como objetivo promover un entorno basado en principios y valores éticos dentro de la Función Ejecutiva. La aplicación de herramientas que fomenten la institucionalización y coordinación de iniciativas relacionadas con la integridad pública, en concordancia con la Agenda 2030 y el Plan Nacional de Desarrollo, es clave para la prevención de riesgos de corrupción, la transparencia en la contratación pública, la rendición de cuentas, y la mejora de la calidad del gasto público.
Hidalgo se refirió a la prevención y el control de la corrupción, y para ello hizo una reflexión desde una visión filosófica sobre el porqué de la generación de políticas específicas. En esa línea, hubo un enfoque firme sobre el grupo de la población que se ve más afectada por la corrupción: los quintiles más bajos.
“Esta política es súper importante, pero no es la píldora mágica que nos va a sacar de la corrupción. Porque hay muchos temas que son igual de importantes y que tienen que ser manejados de manera paralela”, explicó. Por ello, el mensaje que se brindó a los actores invitados desde el LabTA es que si bien la política de integridad puede ser una buena punta de lanza, no hay que perder de vista que la corrupción es un tema complejo que debe ser intervenida desde distintas aristas.
En cuanto al rol de la academia en la promoción de la integridad, Hidalgo indicó que en Ecuador, la confianza interpersonal es baja, más baja que el promedio de la región. Sin embargo, hay instituciones en las que todavía se confía, una de ellas es la academia. “Nosotros podemos ser un actor convocante, que cuenta con legitimidad, para unir al resto de los sectores para empujar esta temática desde cada uno de los roles que les compete”, añadió el director del LabTA.
La academia es la llamada a generar conocimiento, datos y a proponer potenciales soluciones basadas en la evidencia. Por lo tanto, puede ser un actor vigilante u observador sobre cómo se va a implementar esta política. Es decir, quien se encargue de una evaluación independiente que permita un análisis permanente.
La Secretaría General de Integridad Pública, a través de su principal autoridad, Julio José Neira, subrayó la obligatoriedad de cumplir con las acciones, indicadores, metodologías y otros instrumentos derivados de la PNIP para garantizar su implementación en todas las entidades de la Función Ejecutiva.
Otro de los temas destacados en el conversatorio fue la ‘Promoción de la educación en valores para la integridad’, a cargo de la ministra de Educación, Alegría Crespo. Asimismo, se discutieron temas como la responsabilidad compartida en la lucha contra la corrupción entre los sectores público y privado, la estandarización de datos y la interoperabilidad como herramientas clave en este combate.
El evento estuvo dirigido a estudiantes, académicos, investigadores, funcionarios públicos, miembros de organizaciones sociales, gremios y ONG, fomentando un espacio de diálogo intersectorial sobre la importancia de la integridad en la vida pública del país.
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Dirección de Comunicación, Relaciones Públicas y Protocolo
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