Enrique Villacrés tiene 60 años y 37 de trabajar en la UTE, por eso al decidir jubilarse confiesa que:
“A mi querida Universidad la llevaré tatuada en mi piel y grabada en mi corazón por siempre”.
La decisión de abandonar su vida laboral la tomó tiempo atrás, pues “ya es hora de dedicarme por entero a la familia, sobre todo a mi esposa Janeth, a mis hijos Brian y Karla, y a mis adorados nietos”.
Claro que siente nostalgia por dar este paso, aunque es más la satisfacción por el deber cumplido en el departamento de Audiovisuales. Como anécdota recuerda que en todos estos años de labores “quizá tuve tres atrasos, llegando antes de las 07:00”.
Siempre le gustó madrugar, pese a que su horario de ingreso era a las 08:00, pero llegaba una hora antes para dejar listo el material audiovisual, y se marchaba a las 22:00 porque el horario de las clases que eran hasta las 21:30 y tenía que dar soporte técnico a los docentes y estudiantes.
Del ITE a la UTE
El 8 de octubre de 1986 se sumó al equipo de 37 personas – entre oficinistas, servicios generales y autoridades- que trabajaba por pasar de Instituto Tecnológico Equinoccial (ITE) a Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE).
A lo largo de este tiempo, menciona que en las instalaciones se realizaron varios cambios. Por ejemplo, el piso del Patio de la Virgen pasó de tierra a piedra; los limoneros y mísperos fueron sustituidos por otras especies acordes con las centenarias palmeras que aún se mantienen erguidas en nuestra Sede Matriz.
Las edificaciones prefabricadas se sustituyeron por modernos edificios; en cambio, en la casa patrimonial se acondicionaron oficinas administrativas, sin perder su valor patrimonial. Y en uno de esos trabajos, cuando se arreglaban los tumbados, se encontró la escultura de un arcángel, cuenta.
Del ITE a la UTE
El 8 de octubre de 1986 se sumó al equipo de 37 personas – entre oficinistas, servicios generales y autoridades- que trabajaba por pasar de Instituto Tecnológico Equinoccial (ITE) a Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE).
A lo largo de este tiempo, menciona que en las instalaciones se realizaron varios cambios. Por ejemplo, el piso del Patio de la Virgen pasó de tierra a piedra; los limoneros y mísperos fueron sustituidos por otras especies acordes con las centenarias palmeras que aún se mantienen erguidas en nuestra Sede Matriz.
Las edificaciones prefabricadas se sustituyeron por modernos edificios; en cambio, en la casa patrimonial se acondicionaron oficinas administrativas, sin perder su valor patrimonial. Y en uno de esos trabajos, cuando se arreglaban los tumbados, se encontró la escultura de un arcángel, cuenta.
Apasionado por audiovisuales
Ingresó a la UTE para dar soporte en la parte económica, como registrador de cuentas de los estudiantes (asistente de cobranzas). Tenía 22 años y era técnico de computación. Después hizo un curso en el Banco Central del Ecuador y se graduó como camarógrafo y realizador de video, incluso ganó un concurso de efectos especiales.
Enrique Villacrés pasó a trabajar en el área de servicios generales. Luego llegó al departamento de Audiovisuales, en donde se quedó durante tres décadas. Ese oficio siempre fue su vida, tanto que su tesis para graduarse en el colegio Montúfar fue construir un radio receptor sin pilas.
Su andadura en audiovisuales comenzó con apenas una televisión de 21 pulgadas, proyectores de slides y de acetatos; ese material se prestaba a los estudiantes y docentes de las 17 carreras de aquella época (Cooperativas, Hotelería y Turismo, Administración de Personal, Comercio Exterior, Diseño de Interior, Restauración y Museografía…).
Cambio de 360 grados
De ese tiempo a esta parte, audiovisuales dio un cambio de 360 grados con el apoyo incondicional de nuestro rector, Ricardo Hidalgo Ottolenghi. Así fue como, poco a poco, se adquirieron cámaras de video 4K, computadoras, software…
Con ese avance, su trabajo no se limitó a prestar equipos o que suene bien el Himno Nacional en los eventos, ahora hay un estudio completo en el auditorio Álvaro Trueba y se hacen transmisiones en vivo y traducción simultánea. La ventaja de la tecnología fue posicionada por el pensamiento visionario del doctor Hidalgo Ottolenghi, reitera.
Pero llegó el momento de asumir la condición de pensionista y se marcha con el corazón contento y profundamente agradecido porque siente que su escuela, aquella de la puntualidad, cumplimiento y agradecimiento, sembró entre sus colegas y amigos. Por eso, dice a viva voz, “jamás estuve arando en el mar”.
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Dirección de Comunicación, Relaciones Públicas y Protocolo
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