El 26 de octubre de 2024 se conmemoran 26 años del histórico Acuerdo de Paz entre Ecuador y Perú, también conocido como el Acta de Brasilia o Tratado Fujimori-Mahuad, firmado en el Palacio de Itamaraty, en Brasil, en 1998. Este acuerdo, suscrito por los entonces presidentes Jamil Mahuad de Ecuador y Alberto Fujimori de Perú, no solo marcó el fin de las tensiones limítrofes entre ambas naciones, sino que también cimentó una sólida plataforma de cooperación, integración y desarrollo en la región fronteriza.

El tratado estableció una nueva línea divisoria en la Cordillera del Cóndor, escenario de conflictos bélicos en 1981 y 1995, y consolidó la paz mediante el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad. Este acuerdo fue la respuesta a décadas de disputas y enfrentamientos, como la Guerra del Cenepa, provocada por la falta de delimitación en 78 kilómetros de frontera.

Con este tratado, Ecuador y Perú decidieron avanzar hacia una colaboración binacional estratégica, cuyo modelo se considera un referente para otras naciones en América Latina. Fernando Bustamante, director del Laboratorio de Estudios Sociales Multidisciplinarios de la Universidad UTE, explica lo que ocurrió tras la firma del Acuerdo de Paz.

Primero, se dio un paso enorme en la consolidación territorial del país. “Ahora tenemos fronteras totalmente trazadas. El tratado con Perú abrió la puerta para que luego hiciéramos lo propio con Costa Rica y Colombia, países vecinos, con quienes también teníamos temas de frontera marítima no resueltos”, añade.

Segundo, se normalizaron las relaciones con un vecino que es importante para Ecuador, por su tamaño y posibilidades. Esto abrió paso a una expansión del comercio bilateral.

Tercero, empezó el desarrollo en las zonas fronterizas. En ese entonces, como era un espacio donde podía potencialmente darse un conflicto bélico, el Ecuador no invirtió allí, ya que carreteras o infraestructura podían ser utilizadas por el enemigo. “Hubo una política desde los años 40 de abandono estratégico”, señala Bustamante; sin embargo, con la firma, se acabó.

La Universidad UTE ha sido un actor clave en proyectos que promueven el desarrollo y la calidad de vida en la región fronteriza, como el ‘Estudio de caso de la migración en las provincias de Loja y Zamora Chinchipe y en los cantones de Puyango y Palanda’, realizado en colaboración con el Plan Binacional de Desarrollo de la Región Fronteriza Ecuador-Perú, Capítulo Ecuador, y el Fondo Binacional para la Paz y Desarrollo. Esta investigación ha contribuido a una comprensión integral de las dinámicas migratorias y a la implementación de estrategias que fortalezcan la cohesión social y económica en estas zonas.

Además, “la UTE es la única institución del país que ha sido incorporada en el equipo que maneja un proyecto, cuyo compromiso de ambos países es de desarrollar la medicina a distancia, telemedicina, en la amazonía peruano-ecuatoriana”, señala Bustamante.

La UTE suscribió un convenio con el Plan Binacional, Capítulo Ecuador, para expandir su impacto en Nuevo Rocafuerte, en la provincia de Orellana, donde se estableció la primera red binacional de telesalud en la frontera con Perú. Este proyecto innovador busca mejorar el acceso a servicios médicos, y junto con iniciativas de desarrollo sostenible, ha sido un ejemplo de cómo la educación, la investigación y la vinculación con la sociedad pueden transformar las realidades locales.

En este contexto, el 22 de septiembre de 2024, con apoyo de la UTE se inauguró en Nuevo Rocafuerte (frontera con Perú) el Centro de Investigación en Salud Planetaria Manuel Amunarriz, una instalación pionera en la región amazónica y parte del complejo hospitalario Franklin Tello. Este centro se enfoca en la salud planetaria, área de estudio que explora la relación entre la salud humana y los sistemas naturales del planeta, y representa un paso importante hacia el bienestar de las comunidades amazónicas.

La UTE ha sido un pilar en la implementación de proyectos que no solo buscan la cohesión social, sino también el progreso y la sustentabilidad en las comunidades amazónicas.