La Universidad UTE reconoce que el cambio climático representa uno de los desafíos más apremiantes de nuestra época, con implicaciones significativas para el medio ambiente, la salud pública y la economía global. En este contexto, es esencial que todas las instituciones adopten medidas proactivas para reducir su huella de carbono.

La transición hacia fuentes de energía renovable y de bajo carbono no solo es crucial para mitigar los efectos del cambio climático, sino que también contribuye a crear un futuro más sostenible. La universidad se compromete a aumentar la proporción de energía renovable en su matriz energética, transformando sus políticas para fomentar la inversión en alternativas energéticas limpias y sostenibles.

En este sentido, se debe considerar el impacto ambiental de las industrias en las que se invierte. A pesar de que la Universidad UTE puede no ser una fuente directa de contaminación significativa, las empresas que sirven como proveedores o que forman parte de su cartera de inversiones pueden ser responsables de una contaminación considerable. Por lo tanto, al realizar inversiones, es fundamental priorizar a aquellas empresas que demuestren un compromiso genuino con la reducción de emisiones de CO2 y que contribuyan a generar un cambio ambiental positivo.